«Toda crisis tiene una parte objetiva y real que posiblemente esté ajena a nuestra voluntad. Pero también tiene una parte subjetiva y controlable: la calidad de nuestra respuesta» .

Francisco Ingouville, www.materiabiz.com

Analistas, economistas, periodistas, funcionarios, y podríamos seguir, pronostican el alcance de la actual crisis y se preguntan acerca de cómo nos afectará. Pero creo que mucho más útil y necesario es preguntarse, qué haremos nosotros con ella.

Desde la caída de Lehman Brothers, el 15 de septiembre pasado, la crisis financiera internacional dejó a todas las economías del mundo bajo el agua. Puede resultar muy oportuno hacer el ejercicio de observar cómo están gestionando la crisis distintos actores:

Los gobiernos han recurrido a diversas acciones (rescates bancarios, recortes de impuestos e inyección de dinero para estimular la demanda, disminuir los costos laborales, etc.) para revertir, o por lo menos detener, las caídas en sus economías.

Por su parte, las empresas están tratando de revertir la caída de sus ingresos actuales y de sus expectativas de venta a futuro, reduciendo costos y redefiniendo sus estrategias para sobrevivir y permanecer en el mercado.

En cuanto a quienes trabajan, o lo hicieron hasta hace poco tiempo, también están reduciendo costos personales y familiares cotidianos a la vez que observan con creciente preocupación los efectos de la crisis en sus ámbitos laborales.

Sin embargo, optimizar el gasto es gestionar sólo un aspecto -aunque significativo- de los recursos de que disponemos todos aquellos que vivimos de nuestro trabajo.

Pero, ¿qué otros recursos podemos gestionar nosotros mismos para minimizar sus efectos o, incluso aún mejor, salir fortalecidos de la misma ?

*La carrera laboral y profesional, nuestro principal recurso en tanto generador de ingresos.

*Los conocimientos, habilidades, destrezas y competencias con que contamos.

*La red de relaciones que nos conoce y a las que podemos acceder a través de ella.

*La imagen laboral que construimos con quienes interactuamos laboralmente.

*Los intereses y deseos, propios y únicos para cada persona.

*La salud como un todo, tanto física como mental, que nos permite disponer de la energía necesaria para trabajar y generar proyectos.

*La integridad de la familia, en tanto soporte fundamental para quienes pasan por crisis laborales.

*El tiempo del que disponemos para concretar los objetivos laborales.

Para gestionar estos recursos -todos ellos intangibles y que constituyen el mayor activo laboral de cada uno de nosotros- es necesario antes de cualquier paso que vayamos a emprender, evaluarlos con la mayor honestidad intelectual y emocional que nos sea posible a fin de contar con un inventario lo más real posible de cada uno de ellos.

Incluso, a veces, es aconsejable pedir ayuda para afinar la percepción que tenemos de algunos recursos.

Enfocando la crisis desde esta perspectiva y siendo consecuentes con las estrategias y acciones que implementemos para gestionar nuestros recursos no necesariamente vamos a conseguir un nuevo y/o un mejor empleo mientras ésta dure.

Sin embargo, cuando amaine la crisis y comience la recuperación, estaremos en mejor posición -entiéndase mejor empleabilidad y con mayor capacidad de generar proyectos- para presentarnos al mercado laboral y competir por un lugar como el que creemos que seguramente nos merecemos.